sábado, 26 de octubre de 2013

¿DILIGENTE O NEGLIGENTE? TU ESCOGES.

CITA BÍBLICA: JOSUÉ 18

Cuando leí el capítulo No 18 del libro de Josué, y empecé a orar para que Dios me revelará que le quería hablar al pueblo suyo ese día, me decía el Señor que debía hacer énfasis en el versículo 3 de ese capítulo, el cual dice textualmente así:

“Y Josué dijo a los hijos de Israel: ¿Hasta cuándo seréis negligentes para venir a poseer la tierra que os ha dado Jehová el Dios de vuestros padres? “

Muchas veces nos preguntamos porque no hemos recibidos una respuesta de parte de Dios, en cuanto a un problema financiero, de salud, familiar, etc. ¿Será que hemos sido negligentes como el pueblo de Israel? Aunque varias tribus ya habían obtenido la heredad que Dios les prometió, aún quedaban 7 por recibir la tierra prometida, y de acuerdo a lo que narra Josué 18, ellos no habían recibido su bendición porque no habían sido diligentes para ir a inspeccionar la tierra que Jehová había de entregarles.

Cierto día tuve la oportunidad de leer una especie de ilustración donde un Pastor predicaba acerca de la negligencia de las personas al disminuir o dejar su vida de oración, intimidad con Dios, lectura de la Palabra; y estaban en la iglesia una madre y su hija, y esta le pregunta de forma ingenua a su madre: “Mami, ¿Te habla a ti el Pastor?” En ese momento dicha mujer reconoció su pecado y se volvió a Dios porque sabía que no era su hija la que le estaba hablando, sino el mismo Espíritu Santo de Dios.

Hoy no te pregunto “¿Te habla a ti el Pastor?, sino “¿Te habla a ti Dios en esta hora?”.

Muchas veces las personas piensan que el ser diligentes es hacer todo lo que está a nuestro alcance, con aras de conseguir algo; pero no es así, una cosa es ser diligente, y otra actuar en nuestras propias fuerzas. La Palabra dice textualmente en el Salmo147:10:

“No se deleita en la fuerza del caballo,
Ni se complace en la agilidad del hombre.”

Por lo anterior, podemos decir que a Dios no le gusta que obtengamos las cosas en nuestras propias fuerzas, sino que esperemos en su misericordia, y en temerle a él (Salmo 147:11). Esto tampoco quiere decir que no debemos hacer absolutamente nada, y esperar que Dios haga todo, porque las Sagradas Escrituras también dicen en Proverbios 13:4 así:

“El alma del perezoso desea, y nada alcanza; 
Mas el alma de los diligentes será prosperada.”

Esta es una de las tantas razones por las cuales la gente en vez de prosperar, se empobrece, porque sólo desean y desean, y el desear no es Fe.

Un ejemplo de hombre diligente fue el Rey Asa, cuya historia la podemos observar en los capítulos 14, 15 y 16 del libro segunda de Crónicas, pero ¿Por qué el Rey Asa fue un hombre diligente? Por varias razones:

1)    Siempre buscó agradar a Jehová desde el comienzo de su reinado. (2 Crónicas 4:1-8).
2)    En medio de la dificultad, buscó la ayuda, dirección y apoyo de Dios. (2 Crónicas 14:9-15).
3)    Escuchó la voz de Dios a través de otros hombres de Dios. (2Crónicas 15:1-8).
4)    Fue un buen ejemplo para los demás, y por tanto los motivó a ser obedientes y a dejarse guiar por Dios. (2 Crónicas 15:9-19).

Mientras el Rey Asa fue diligente, obtuvo victorias en Dios. Pero llegó un momento en que empezó apoyarse en su experiencia, en su inteligencia, y en medio de la batalla, obtuvo la DERROTA.

Proverbios 3.5-7, dice así:

“Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. 
Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas. 
No seas sabio en tu propia opinión; Teme a Jehová, y apártate del mal.”

Eso fue lo que le sucedió al Rey Asa, quiso ser sabio en su propia opinión, se apoyo en su propia prudencia, y lo más importante, no le dio a Jehová el lugar que tenía que darle.

Por tanto también hay que ser diligentes en tener una mente y un corazón renovados, y de esa forma no nos dejaremos llevar por nuestras emociones, deseos, pensamientos, por nuestra carne. El Rey Salomón dijo:

“Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él.”

Por todo esto, te pregunto una vez más, ¿Te habla a ti Dios en esta hora?”. Si Dios ha hablado a ti al leer este mensaje, quiero que repitas en el nombre de Jesús la siguiente oración:

“Señor, en esta hora te pido perdón si he sido negligente, y por tanto no he alcanzado las promesas que me has dado; enséñame cada día ser un hombre o una mujer diligente en Ti Señor; que cada día me apoye, me deje guiar, direccionar, por tu Santo Espíritu, espiritual, física y materialmente; porque Tú Palabra dice que alma de los diligentes es la que es prosperada en todo. Reconozco que hecho muchas veces las cosas en mi fuerza, y por eso te pido perdón. Hoy declaro que siempre buscaré agradarte, en medio de la prueba, buscaré Tú ayuda, escucharé Tú voz a través de las personas que Tú envíes a mí, tal cual como lo hizo el Rey Asa, que mientras se dejaba guiar y direccionar por ti obtuvo la victoria y no la derrota. Hoy declaro que sólo me fiaré en Ti, y te reconoceré en todos mis caminos espiritual, física y materialmente. Amén y Amén.”

Y para terminar les quiero decir lo siguiente de parte de Dios: La bendición de Dios, sus promesas para nuestras vidas están listas para ser obtenidas en el mundo físico, sólo falta que tomemos la decisión como lo hizo el pueblo de Israel y salió a inspeccionar la heredad que habían de recibir.

Ahora te pregunto: ¿Qué escoges: ser diligente o negligente?” De ti depende ver hechas realidad las promesas de Dios en tu vida espiritual, física y materialmente. Dios les bendiga. 

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